martes, 8 de abril de 2008

Los gafaspasta

Murió Charlton Heston, y nuestros queridos «gafaspasta» de barrio y cafetería de facultad se esfuerzan en recalcar una imagen peyorativa del actor por su pertenencia y publicidad de la Asociación Nacional del rifle. En ningún momento se les pasa por lo que hay detrás de sus gafas de anchas patillas recordar sus grandes papeles como Judah Ben-Hur, El Cid o Moisés.
Hace una década quien citaba a las gafas con patillas gruesas se refería un sector de la población que actualmente se identifica con los friquis. Pero el argot callejero evoluciona. En poco menos de un decenio llevar lentes con amplia montura de pasta constituye para el portador una creencia de pertenencia a un grupo superior a la media desde el punto de vista cultural, y no sólo la creencia, sino también un sentimiento de deber hacer notar por todos los medios sus supuesta intelectualidad.

Esta subespecie siente prelidección por que todo aquel que, por suerte o por desdicha, se encuentra en su campo de acción no lo abandone sin una lección de modernidad en opinión política. Esta opinión suele estar fundamentada por tendencias de masa generalmente relacionadas con la progresía más vanguardista. En uno de sus hábitats predilectos, el césped universitario, tienden a hacer ver su profunda inquietud literaria con firmas tan prestigiosas como Dan Brown o Tom Clancy y pueden llegar a proclamar su afición por la poesía con alusiones a Rimbaud, casi siempre de oídas.

Los «gafaspasta» son una subespecie de cultura ligera con opiniones acordes a la moda, como su forma de recordar a Heston. Ganan presencia en la sociedad, pues se reproducen fácilmente, y están evolucionando hacia una subespecie superior: los «gafaspasta» tertulianos.

4 comentarios:

lector dijo...

Es agradable pasear por internet y ver que jovenes interesados en el periodismo se interesan y esfuerzan por contar y describir. Sin embargo, he de decirte, que la satisfacción comienza a decaer cuando se utiliza la palabra para destruir, y digo destruir porque es lo unico que haces con tu pequeño articulo. Quiza has tenido alguna mala experiencia con un pobre chaval que dejandose llevar por las modas llevaba unas gafas de pasta, o puede incluso que estes cansado de verlos tirados en su habitat disfrutando del sol como lagartos, pero ¿es realmete esta subespecie para ti tan importante y los tienes tan clasificados de forma tan generalizada como para que escribas en tu rincon tanto sobre ellos pudiendo ofender a alguno de tus lectores? Es posible que te nazcan estas palabras despues de haber hablado con alguno de, como tu los describes, gafaspasta sobre Charlton Heston, gran actor, admirado y reconocido, fantasticas interpretaciones que citas, pero ¿podemos distinguir entre las virtudes que lo caracterizan y los actos que le definen a lo largo de su vida? ¿Pueden estos humanes de gafas de pasta opinar sin ser ridiculizados? Demos gracias a la democracia y la libertad de expresión. Utiliza la palabra para transmitir ideales o describir hechos que merezcan ser contados, porque puedes. Y ya se sabe que un gran poder, como el de la palabra, conlleva una grandisima responsabilidad. El tio Ben, cuya nariz no porta gafa alguna.

Rubén de Vicente María dijo...

Estimado lector o Tío Ben. Por el simple hecho de afirmar que utilizo mi palabra para destruir ¿no eres tú mismo quién reduce su propia satisfacción al tratar de destruir lo expresado con mi palabra?.
Es simplemente una sátira/crítica de una actitud que no me gusta de un colectivo. Obviamente no todo el mundo que utiliza gafas de pasta es así, sólo me refiero a algunos que van de intelectuales soberbios sin serlo.

lector dijo...

De ninguna manera mi proposito era destruirte. Es más, si me he dispuesto a escribirte es precisamente porque me gusta tu pagina, como cosillas de la hitoria que tambien me he metido alguna vez. Felicidades por ellas. Al leer tu sátira sobre los gafaspasta me senti incomodo de alguna manera, simplemente me llego la imagen de un pequeñisimo colectivo con el que creo que te pasas hablando de ellos con la misma arrogancia que les describes. Saludos y disculpa mis palabras.

Rubén de Vicente María dijo...

Creo que el texto no es arrogante, pero para gustos, colores. No es necesario que te disculpes que es bueno que haya críticas y por tanto siempre son bien recibidas