lunes, 10 de diciembre de 2007

Las metamorfosis

Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto. Hallábase echado sobre el duro caparazón de su espalda, y, al alzar un poco la cabeza, vio la figura convexa de su vientre oscuro, surcado por curvadas callosidades, cuya prominencia apenas sí podía aguantar la colcha, que estaba visiblemente a punto de escurrirse hasta el suelo. Innumerables patas, lamentablemente escuálidas en comparación con el grosor ordinario de sus piernas, ofrecían a sus ojos el espectáculo de una agitación sin consistencia.

Así comienza La metamorfosis de Franz Kafka. En este relato, el joven Gregorio era, y realmente lo creía, el principal sustento de su familia con su exitosa carrera como agente comercial. De repente un día despertó convertido en una cucaracha descomunal. Al principio su familia experimentó una fase escéptica hasta que comprendió lo que había ocurrido. Después trataron que lograra pervivir en la casa familiar pese a las dificultades que presentaba la nueva forma de Gregorio. Mientras, éste trataba de ingeniárselas para vivir de la forma más llevadera posible en tales circunstancias. Su familia aguanta un tiempo pese a que Gregorio se ha convertido en una verdadera carga. Poco a poco se van cansando y tras algún que otro enfrentamiento acaban abandonándolo a sus suerte hasta que muere de inanición.

Lo mismo que en esta historia kafkiana de 1915 está ocurriendo en algunos países en 2007.

La familia venezolana hace poco que dio el primer paso para realizar el tránsito de la fase de apoyo y comprensión a la de rechazo de su 'Gregorio' Chávez, un megalómano peligroso incapaz de darse cuenta de la clase de bicho infecto en la que se transforma día a día. El varapalo del no a su reforma legal para que pueda perpetuarse algún tiempo más en el poder ha sido el primer síntoma de rechazo hacia esta cucaracha. Esperemos que los venezolanos no tengan mucha más paciencia con semejante personaje, que a su vez experimenta una metamorfosis hacia la forma de payaso, especialmente cuando habla en público.

La familia rusa se enfrenta a un 'Gregorio' Putin que parece haber desarrollado la posibilidad de emplear técnicas de otros insectos como las de la araña. Ha tejido una enorme red de control de todo tipo de comunicación que tiene embaucado a los rusos, que no pueden embaucarse con otra cosa porque les resulta casi imposible conocerla con el ruido institucional putiniano. Algunos opositores han tratado de llamar la atención de otras familias para que les ayuden a fumigar a esta cucaracha. Por desgracia, las otras familias necesitan el gas que les provee esta cucaracha para mantener sus casas.

La inmensa familia china tiene un problema aún mayor. No tiene un Gregorio, sino que lleva décadas sufriendo una auténtica plaga de Gregorios que han provocado una pandemia de ponzoña en la vida política del país. Nadie se atreve a acabar con esta peste, pues a ver quién es el guapo que se mete con el enorme ejército de estas cucarachas.

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