domingo, 25 de noviembre de 2007

Los chimpancés y el asfalto


Recuerdo que desde pequeño siempre he visto a chimpancés imitando comportamientos humanos como divertimento público. Aparecían vestidos de parejas de novios en el altar, de Elvis, de bomberos, de banqueros, de soldados.... Fumaban, pintaban, comían con cubiertos y todo aquello semejante a nuestros hábitos cotidianos que les enseñaran sus adiestradores.

Los chimpancés se ven como un ejemplo de la evolución de la especie humana, pues se supone que en el punto de partida debíamos ser algo más o menos parecido, como un animal inteligente capaz de adquirir nuevos hábitos y conocimientos inalcanzables para otras especies (en 1995 la National Geographic Society demostró que hasta pueden fabricar zapatos) a través del aprendizaje.
Se trata de unos bichos muy parecidos a los hombres hasta el punto de que llevan a cabo guerras contra otros grupos de chimpancés y que en ocasiones emplean la violencia contra sus congéneres sin motivo aparente.

En las últimas dos semanas hemos asistido a una serie de comportamientos en seres humanos propio de chimpancés en estado salvaje, sin ningún tipo de aprendizaje ni educación. En primer lugar con el brutal asesinato de Carlos Javier Palomino a manos de neonazis y después con las manifestaciones “pacíficas” de los grupos antifascistas que han acabado con enfrentamientos con la Policía y con peleas entre los propios manifestantes.

Estos individuos han actuado en ciudades del siglo XXI pero su comportamiento es más apropiado de una selva frondosa. Pertenecen a sectores de la sociedad que parecen sufrir una involución cuando se organizan alrededor de plantemientos radicales (da igual el signo) y actúan en masa borreguilmente. Son chimpancés en el asfalto que arremeten contra todo aferrados a una liana frágil, difusa y minoritaria pero que para ellos constituye la única liana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En psicología distinguimos la agresividad de la violencia por el hecho de que la agresividad es un comportamiento adaptativo que favorece la supervivencia y la violencia una conducta dirigida a la autodefensa. La diferencia por tanto entre alguien agresivo y alguien violento se establece en la capacidad de controlar los impulsos primarios, de defensa en este caso y ajustarlos a un entorno adaptado, dícese la sociedad.
Si un mono ante el miedo primero huye y tan sólo ataca como último recurso y estos personajes atacan de primeras la diferencia podríamos establecerla entorno a la capacidad de enfrentar los miedos de unos y otros. Cláramente más inteligente en el mono, el cual primero trata de salvaguardar su integridad.
Dicho esto, considero apropiado solicitar desde aqui un respeto a los chimpancés y salvaguardarlos de toda comparación con semejantes especímenes animales.
Un saludo