martes, 5 de febrero de 2008

En la tele ya no se caga en el baño, se caga en el telediario

Hugo Aznar (que no tiene nada que ver con el ex presidente, a pesar de la coincidencia de sobrenombre) explica en su libro Ética de la Comunicación y nuevos retos sociales una serie de principios morales que deberían seguir los medios de comunicación. Muchos medios no dudan en proclamar a los cuatro vientos su respeto por los principios de la ética periodística comúnmente aceptados, pero más bien se los pasan por el forro.

Uno de estos preceptos versa en evitar a toda costa el uso de testimonios de víctimas de un suceso traumático o de personas cercanas afectadas de tal forma que su froma de actuar difiera mucho de la normal por el shock sufrido.

Informativos Telecinco fue ayer un claro ejemplo del sensacionalismo cárnico más lamentable. No dudaron en emitir, sin ningún cargo de conciencia, las duras palabras de un chaval de 17 años (al que por cierto, en ningún momento hicieron ningún esfuerzo para proteger su identidad, y es menor) después de que su padre matara a su madre y se tirara por un puente con el coche. El chico, fuera de sí (como es lógico), aseguraba llorando que lo primero en que pensó tras enterarse del asesinato de su progenitora fue coger el coche e irse a buscar al homicida para atropellarlo. Estarán orgullosos de unas palabras tan sobrecogedoras. Me imagino a Piqueras saliendo tan pancho de la redacción pensando "ahí lo hemos clavado". En fin....

Lo triste es que no es sólo Telecinco, no hay más que fijarse en los partes de noticias de las demás cadenas (no puedo hablar de otros programas porque las arcadas me lo impiden) para observar lo poco que queda de las noticias de toda la vida, en peligro de extinción por la expansión de los sacos de excremento caducado en los que se están conviertiendo las notcias televisadas.

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